martes, 22 de junio de 2010

SILENCIO...























EL OLVIDO ... TU PARA MI, PRECISAMENTE ERES Y SERAS INOLVIDABLE. GRACIAS POR SER COMO ERES, QUE NUNCA TE DERROTE EL OLVIDO.
Añoño.

sábado, 19 de junio de 2010

MITICA IGLESIA DE LA CALLE SAN LUIS SEVILLA


La iglesia de San Luis de los Franceses se encuentra en Sevilla. Constituye un maravilloso ejemplo de arquitectura barroca del siglo XVIII. Fue diseñada por el arquitecto Leonardo de Figueroa y construida entre 1699 y 1730.



Historia

Los jesuitas llegaron a Sevilla en 1554, construyeron una iglesia, una casa profesa y un noviciado. De todas estas edificaciones únicamente se conserva actualmente la iglesia de la Anunciación.

A principios del siglo XVII, Lucia de Medina les donó unos terrenos para un nuevo edificio más grande y una nueva iglesia que sería dedicada a San Luis. En 1609 ya se había trasladado el noviciado. En 1699 se inició la construcción de la iglesia que se terminó en 1730 y fue inaugurada en 1731 por el arzobispo Luis de Salcedo y Ascona con el nombre de Iglesia de San Luis de los Franceses.

En 1767 una Real Orden de Carlos III expulsó de España a los jesuitas que debieron abandonar el edificio. Volvieron en 1817, hasta que la nueva expulsión de 1835 les obligó a abandonar definitivamente el conjunto.

Desde entonces el antiguo noviciado ha tenido diversos usos, seminario, convento franciscano, hospital de venerables sacerdotes, fábrica en el siglo XIX y hospicio hasta los años sesenta del siglo XX. La iglesia permaneció cerrada y sin culto muchos años.

En 1984 se inició la restauración del conjunto que finalizaría en 1990. Actualmente la iglesia pertenece a la Diputación Provincial de Sevilla y en ella no se realiza ningún tipo de culto religioso, se utiliza fundamentalmente para conciertos y representaciones teatrales.






Exterior

La fachada es de dos cuerpos y esta profusamente decorada, casi podríamos considerarla un retablo, se alterna la piedra y el ladrillo como materiales de construcción. Esta flanqueada por dos torres octogonales. El segundo cuerpo consta de 5 ventanas, la central enmarcadas por columnas salomónicas. Más arriba el Escudo de España coronado por los tres arcángeles.

Interior

Planta de cruz griega. Sobre ella una esplendida cupula, una de las más monumentales de Sevilla. En las bases de las columnas las grandes virtudes (castidad, obediencia, oración, humildad y pobreza).

















Retablos

Los retablos que son en su mayor parte tanto en el aspecto escultórico como arquitectónico obra de Duque Cornejo, mientras que la mayoría de las pinturas que se integran en ellos don de Domingo Martínez quien las realizó entre 1743 y 1750.

. El Retablo Mayor está presidido por un lienzo de San Luis (Rey Luis IX de Francia) y los 6 laterales están dedicados a diferentes Santos Jesuitas.


  • Retablo Mayor. Está presidido en su calle central por un lienzo de San Luis de la escuela de Zurbaran, una preciosa Inmaculada de Duque Cornejo y un cuadro de la Virgen con el Niño de estilo manierista y autor anonimo que debió realizarse a finales del siglo XVI.
  • Retablo dedicado a San Ignacio de Loyola. Este se representa arrodillado en el episodio de la cueva de Manresa.
  • Retablo dedicado a San Estanislao de Kostka. Este se representa portando el Niño Jesús en sus brazos, para recordar la aparición milagrosa de la Virgen que salvó al Santo de una grave enfermedad, entregándole su hijo durante unos instantes, tras lo cual le manifestó su deseo de que entrase en la Compañía de Jesús.
  • Retablo dedicado a San Luis Gonzaga
  • Retablo dedicado a San Juan Francisco Régis
  • Retablo dedicado a San Francisco de Borja. El Santo se representa portando un cráneo con corona en la mano izquierda para simbolizar el desengaño que sufrió cuando fue comisionado para trasladar el cuerpo de la emperatriz Isabel de Portugal desde Toledo hasta el mausoleo de los Reyes Católicos en Granada. Al abrir el ataúd para identificar el cadáver y contemplar el cuerpo en putrefacción de la emperatriz, quedó muy impresionado, se prometió "nunca más servir a señor que se pueda morir" y decidió dedicar su vida a Dios.
  • Retablo dedicado a San Francisco Javier. El santo se representa en el momento de su muerte.

LA MURALLA DE LA MACARENA SEVILLA


Imperio Romano

En tiempos de Julio César, aproximadamente entre los años 68 y 65 a. C., cuando era cuestor de la ciudad, se construyeron unas murallas y sus torreones ciclopeos. Los restos materiales sólo son reconocibles en el material reutilizado en época califal en la nueva muralla del Alcázar. La muralla romana desaparecida reemplazó la antigua empalizada hecha con troncos y barro existente desde la época cartaginesa. Durante el imperio de Augusto fueron ampliadas y perfeccionadas debido al crecimiento de la ciudad.



Época árabe

Los pueblos islámicos extendieron la defensa de la ciudad ensanchándola, y fortalecieron ese ensanche amurallándolo bajo el dominio del sultán Alí Ibn Yusuf, quien amplió el espacio protegido por la cerca en casi dos veces su antigua superficie. Los almorávides, que eran conscientes del avance conseguido sobre los reinos cristianos del norte de España se dedicaron a reforzar sus defensas, construyendo y fortaleciendo el recinto definitivo de las murallas.

Tras el ataque vikingo del año 844, el emir Abderramán II manda reconstruir las murallas destruidas.

En pleno dominio islámico, el califa Abderramán III mandó destruir las murallas y puertas romanas en el año 913, pensando que se evitarían conatos de secesión contra Córdoba, convertida por él mismo en capital de Al-Ándalus.

El primer rey de la taifa de Sevilla, Abú al-Qasim ordena levantar de nuevo las murallas en el año 1023 para protegerse de las tropas cristianas.

La defensa amurallada tenía una dimensión de siete kilómetros con 166 torreones, 13 puertas y 6 postigos.




Las murallas tras la conquista cristiana

La última ampliación que se realizó por los árabes en el siglo XII, permaneció hasta la segunda mitad del siglo XIX. Al disminuir el riesgo militar, la función de la muralla se centraba en la protección de la ciudad frente a las frecuentes crecidas del río, también cumplia una función aduanera, para el cobro de tributos a la entrada de mercancías.











Siglo XIX

Las murallas estaban prácticamente íntegras llegado el siglo XIX, a raíz de la revolución de 1868, se decidió derribar gran parte de las mismas, quedando solamente los tramos desde la Macarena (donde se contabilizan siete torreones cuadrados y uno octogonal) hasta la puerta de Córdoba, algún tramo en los jardines del Valle y el sector del Alcázar.

En estas épocas Sevilla fue una ciudad cerrada, tal vez la mejor amurallada de Europa. El trazado realizado está concebido para favorecer la técnica defensiva del flanqueo, la técnica de construcción era a base de tapial de argamasa, cal, arena y guijarros, sólo se empleó el ladrillo en las bóvedas y las fajas ornamentales de las torres.

El acceso a la ciudad se realizaba principalmente por lo que se conocía por los postigos y las puertas, que tenían su acceso acodado, según se observa en la de Córdoba, y basándose en documentos, carecían de decoración a diferencia de las que se ven en el Magreb. Se distinguían en reales, o públicas, y privadas. Terminando el siglo XV, durante el imperio de Carlos I, las públicas o reales son modificadas haciéndolas coincidir en primer lugar con las principales calles, y después ensanchándolas para facilitar el tránsito de carruajes que ya era muy común en la época. Esta forma de edificar en unión a las construcciones extramurales, dan el patrón a seguir en los años posteriores para el crecimiento de la ciudad.






Relación de las puertas de acceso de la muralla


Entre puertas y postigos contaba la ciudad con diecinueve accesos:

  • Puerta Macarena, de origen almorávide, muy reformada en el siglo XVIII,situada frente a la Basílica de La Macarena. Por ella hizo su entrada el emperador Carlos I.
  • Puerta de Córdoba, de origen almorávide, reformada, está frente a la iglesia de los Capuchinos. Es una de las que conserva más claramente la disposición originaria y su carácter cerrado y militar, junto con el postigo del Alcázar y la torre-puerta ambos en la callejón de la Judería.

  • Puerta del Sol, de origen almorávide, reformada, localizada al final de la calle Sol, frente a la Trinidad. Su nombre proviene del sol que tenía grabado en piedra sobre el dintel.

  • Puerta Osario, en la plaza del mismo nombre.

  • Puerta de Carmona, de origen almorávide, reformada totalmente en el siglo XVI, situada en la esquina de San Esteban con Menéndez y Pelayo. Unido a esta puerta se encontraba el acueducto conocido como Caños de Carmona. Derribada en 1868.
  • Postigo del Jabón, estaba en la mediación de la calle Tintes (sin documentar, carente de interés).

  • Puerta de la Carne, de origen almorávide, reformada totalmente en el siglo XVI, en la calle Menéndez y Pelayo a la altura de la calle Santa María la Blanca.

  • Postigo del Alcázar, postigo almohade, también llamado con otros nombres según las épocas como: de la Torre del Agua, del callejón de la Judería, ó de la Huerta del Retiro. Se encuentra en la actual calle Judería, y fue un postigo nuevo realizado en la ampliación almohade de la muralla exterior de esta zona de la ciudad. Postigo éste, sustituto de la torre-puerta califal de la misma calle. Estos dos son los postigos más antiguos de la ciudad de Sevilla, y los más ignorados por los estudiosos, junto con los restos de la puerta de Córdoba insertos en la iglesia de San Hermenegildo.

  • Puerta de San Fernando, es la más moderna, construida por primera vez en el siglo XVIII, se encontraba en la calle del mismo nombre, a la altura de la Fábrica de Tabacos.

  • Puerta de Jerez, de origen califal, reformada, situada en el extremo oeste de la calle San Gragorio, en dirección al río. En esta puerta había sobre el arco de entrada unos versos latinos que traducidos resumían brevemente el principio de la historia de Sevilla diciendo:
"Hércules me edificó
Julio César me cercó
de muros y torres altas
y el rey santo me ganó
con Garci Pérez de Vargas".
  • Postigo del Carbón, el original islámico estaba al comienzo de la calle Santander, en el siglo XVI se trasladó, construyéndolo de nuevo al final de la la misma calle Santander, antes llamada del Carbón.

  • Postigo del Aceite, de origen almorávide, muy reformado, está cerca del edificio de Correos; Benvenuto Tortello realizó las reformas en 1572. Era conocido así por ser el lugar por donde entraba el aceite. En el siglo XVIII se abrió en su costado derecho una pequeña capilla donde hay un retablo barroco con la imagen de la Pura y Limpia Concepción del barrio del Arenal, obra de Pedro Roldán.

  • Puerta del Arenal, de origen almorávide, reconstruido en el siglo XVI, y de nuevo en el siglo XVIII, situada en la esquina de la calle Castelar con la calle García de Vinuesa.

  • Puerta de Triana, de origen es almorávide, estaba en la actual calle Zaragoza, en la confluencia con la calle Moratín. En 1585 se construyó de nuevo, algo más al norte, en estilo renacentista, en la confluencia de la calle Zaragoza con la actual calle San Pablo. Fue derribada en 1868 pero el emplazamiento de la puerta renacentista todavía se puede localizar en el pavimento por un tono de color distinto del acerado.

  • Puerta Real, de origen almorávide, reconstruida en el siglo XVI, en la esquina de la calle Goles con la calle Alfonso XII.

  • Puerta de San Juan, de origen almorávide, situada en la calle Guadalquivir, entre la calle San Vicente y Torneo.

  • Puerta de la Almenilla o de la Barqueta, de origen almorávide, constantemente reformada, se hallaba en la calle Calatrava, en la plazoleta del Blanquillo.

  • Postigo de la Feria o de la Basura, estaba al final de la calle Feria, esquina con la calle Bécquer (sin interés monumental).

Gran parte de la muralla fue destruida en el siglo XIX debido a la expansión de la ciudad. En la actualidad sólo se pueden visitar las más antiguos puertas de la ciudad que son: el Postigo del Alcázar en la calle Judería y la puerta de Córdoba, la puerta de la Macarena, y el postigo del Aceite.





















ESTADO ACTUAL DE LA LUNA